Maria Paola Coda
Maria Paola Coda
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.
Pintura abstracta de Maria Paola Coda, tonos grises y blancos en la parte superior como una niebla, con marrones, negros y toques rojizos en la parte inferior.

Esta obra de arte está disponible en Villa del Arte Galleries.

www.villadelarte.com

2087 – Pintura abstracta contemporánea de Maria Paola Coda

La obra 2767 de Maria Paola Coda se despliega como un territorio abstracto donde la niebla y la tierra parecen encontrarse en un mismo plano de vibración cromática. En la parte superior, los tonos blancos y grises generan una atmósfera etérea que recuerda a la bruma suspendida en el aire, creando una sensación de levedad y silencio. Esta niebla pictórica se funde lentamente con la zona inferior, donde los marrones profundos, los negros intensos y los toques de rojo y naranja sugieren la fuerza de lo terrenal y la densidad de la materia.

La obra no representa un paisaje concreto, pero evoca al espectador la experiencia de contemplar horizontes lejanos en los que el cielo y la tierra dialogan de forma enigmática. La transición entre las áreas claras y oscuras no es lineal, sino que se da mediante veladuras y texturas que aportan movimiento y profundidad. Este proceso técnico, característico del lenguaje artístico de Coda, permite que la superficie pictórica respire y adquiera una dimensión casi atmosférica.

En 2767, el contraste entre lo etéreo y lo material no se presenta como una oposición rígida, sino como un flujo de energías en equilibrio. Los matices rojizos y anaranjados aportan un pulso vital en medio de la densidad, mientras que los grises y blancos invitan a la contemplación serena. El resultado es una pintura abstracta que, lejos de ser estática, transmite dinamismo, misterio y una carga poética que conecta con las emociones más profundas.

Esta pieza forma parte de la investigación continua de Maria Paola Coda sobre el color, la luz y la percepción, consolidándola como una voz singular en el arte abstracto contemporáneo. 2767 se presenta así como un espacio abierto, un umbral donde la materia y la atmósfera conviven en tensión armónica.